1 de abril de 2009

De la producción industrial, a las eternas emociones

Alguna conclusión podemos obtener en este recorrido. El mundo se ha sofisticado, y manipulamos muchas más cosas. Éste mundo que ahora percibimos tan global, tan "comunicado", parcela y posiciona en base a su público objetivo. Pero ocurre que a menudo, son claves y emociones más pequeñas, sencillas y cercanas, las que mueven un mundo.
Tan sencillas, como este niño que ensambla un patín.


Tan sencillas, como la anécdota de un ingeniero de Hernani de 1916, asiduo al frontón y campeón de goitiberas. Tan sencillas, como aquellos niños, que acoplaron aquellos rodamientos industriales a la madera, para convertir, todas esas cuestas que de su tierra, en objeto de emoción deslizante.
Porque algunas cosas, revisadas o reinventadas, nos dicen, que después de todo, no hemos cambiado tanto.